En Rochina diseñamos espacios que no solo se ven bien, también funcionan a la perfección. Creemos que el interiorismo no es solo estética, sino una herramienta poderosa para mejorar la experiencia del cliente, optimizar el uso del espacio y reforzar la identidad de marca. Precisamente, esta combinación de factores ha sido tenido en cuenta para uno de los proyectos que hicimos para una pastelería situada en Madrid.
Cada detalle ha sido pensado para resaltar la esencia del producto y del lugar. El punto neurálgico del local lo forman el mostrador, las vitrinas y la panera. Este centro expositivo ha sido pensado para conservar, exhibir y resaltar cada dulce como una pequeña obra de arte, sin renunciar en ningún momento al diseño ni a la funcionalidad.
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Concepto del proyecto de interiorismo
Atendiendo a la petición de un espacio colorido, hemos buscado el equilibrio entre impacto visual y funcionalidad. La propuesta gira en torno a una pared focal llamativa que a su vez actúa como barra, concebida para que los clientes puedan añadir azúcar al café antes de salir, tomar algo rápidamente en el local o simplemente esperar su turno cómodamente sentados.
Para esta zona, hemos elegido azulejos de pequeño formato, una solución resistente y duradera que ayuda a mantener las paredes en perfectas condiciones (evitar roces y marcas de pies. Además, se trata de un recurso económico, ideal para proyectos que requieren un alto impacto sin exceder el presupuesto.
La paleta de color se construye alrededor de un amarillo vibrante que se equilibra con un verde sage en las paredes, con un matiz grisáceo para evitar saturaciones, un techo en la misma gama, pero con un tono más profundo, y detalles en terracota en las lámparas del mostrador y en una balda mural. Estos últimos elementos hacen un sutil guiño cromático al logotipo de la pastelería, reforzando así su identidad visual.
Cuidando cada detalle
- Madera cálida utilizada tanto en la barra como en los taburetes, que evoca el aroma del pan recién horneado y aporta confort visual. Esta continuidad de materiales refuerza la conexión entre el producto y el espacio.
- Vitrinas integradas en encimeras y mostradores en Krion blanco suave, un material luminoso que permite que cada dulce brille.
- Una barra amarilla vibrante para tomar un café rápido o esperar el turno.
- Colores y materiales elegidos para envolver al cliente en una experiencia única.
- Pavimento en acabado cementicio y tono beige claro, una elección sobria y atemporal que aporta neutralidad al conjunto sin restar calidez.
- Techo con diseño de tablillas, que incorpora textura e interés visual, aportando dinamismo al espacio sin sobrecargarlo.
El resultado del proyecto es un espacio donde el interiorismo potencia el producto y donde la identidad del lugar se respira en cada rincón.
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