Las hay por todas partes, están las torrijas vascas, gallegas, castellanas, cántabras, catalanas… incluso versiones francesas, portuguesas y alemanas. Y es que, las torrijas son un postre tan sencillo y lógico que aún sin conocer la receta, en menos de 15 minutos las tienes preparadas.
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Origen de las torrijas
La introducción está bien pero ¿de dónde salen las torrijas y su receta?
Podríamos irnos al siglo I d.C. donde Marco Gavio Apicio ya habla de ellas.
Primer antepasado de las torrijas: “Toma buenos panecillos de mosto africanos, sin corteza, y ponlos en leche. Cuando estén remojados mételos en el horno sin que se sequen. Sácalos calientes, pínchalos y úntalos con miel para que empape. Espolvorea con pimienta y sirve”.
Segundo antepasado: “Coge pan, quítale la corteza y corta trozos grandes. Remójalos en leche, fríelos en aceite y añade miel por encima”.
Hasta el siglo XIX la utilización del azúcar era un lujo y muy pocos podían utilizarlo en la elaboración, por lo que se elaboraban con miel o vino en lugar de leche (pocas veces de vaca, generalmente de borrica, cabra, oveja…incluso puerca).
Ya, en aquella época la leche, el pan, los huevos, los caldos y el dulce (miel o azúcar) se consideraban alimentos energéticos de fácil digestión, aptos para enfermos y convalecientes (como las mujeres recién paridas). Esta curiosa acción hace que las torrijas en Menorca se llamen sopes de partera o en algunos lugares gallegos se le llame torradas de parida.
Curiosidades de las torrijas
Una curiosidad, en un retablo del siglo XVII del Museo de Pontevedra aparece una escena del nacimiento de la Virgen María. En la que una mujer se saca leche, echándola en un plato, posiblemente torradas de parida con vino tinto.
En el cancionero de Juan del Encina (1496) aparece un villancico, donde se utiliza por primera vez la palabra torrejas (torrijas).
“No piense que vamos
su madre graciosa
sin que le ofrezcamos
mas alguna cosa
que es de gran valor
madre del redentor
En cantares nuevos
gocen sus orejas
miel y muchos huevos
para hacer torrejas
aunque sin dolor
parió al redentor”
La cosa es que «torrija» es un término relativamente moderno, que no apareció los diccionarios hasta 1591.
En el libro Arte de cozina (1611) del cocinero palaciego Francisco Martínez Montiño, aparece la palabra ‘torrija’ 59 veces pero sólo una receta se corresponde con lo que buscamos.
En los Coloquios de Palatino y Pinciano (Juan de Arce, 1550) un personaje dice que “Si todas las torrejas que dan a las paridas son tales, razonablemente se pagan de los dolores del parto. Por sólo comerlas se habían de poner en peligro”. Lope de Vega mencionó las torrijas infinidad de veces en sus obras: “Si haciendo torrijas andan, serán para la parida” (La niñez de San Isidro, 1622).
En 1705 las torrijas aún estaban tan íntimamente asociadas a los partos que el Diccionario nuevo de las lenguas española y francesa. Las define como “rebanadas de pan fritas y untadas en miel que dan a las mujeres paridas en España”.
¿Por qué se comen en Semana Santa?
Es una coincidencia práctica que se ha convertido en tradición. Con el tiempo, los ingredientes que hacían de las torrijas algo tan especial -el azúcar, el pan blanco, la canela- se fueron abaratando. Cuando todo el mundo se las pudo permitir ya no resultaron tan apetitosas o dignas de un convite de bautizo, como se hacía antes. El auge de la clase media durante el siglo XIX permitió el desarrollo de una cocina más elaborada y a sus ojos, refinada.
Las torrijas sencillas, de vino o leche, pasaron de las grandes ocasiones al menú cotidiano. No existe ningún vínculo especial entre torrijas y Semana Santa hasta la segunda mitad del XIX, cuando empezaron a vincularse con los menús de vigilia junto a otros postres como el arroz con leche, las natillas y los buñuelos.
Todo eso de que si el pan simboliza el cuerpo de Cristo y el vino su sangre son excusas místicas, sobre todo teniendo en cuenta que hasta hace 200 años las torrijas estaban asociadas a algo tan carnal como las recién paridas.
El quid de la cuestión está en que las torrijas son típicas de otras fechas en algunas zonas de España, como por Navidad en Cantabria o por Carnavales (la anti-Cuaresma) en el País Vasco. En otras regiones, en vez de torrijas por Cuaresma se hacen monas de Pascua, buñuelos, pestiños, rosquillas, borrachuelos, panquemao o toñas, bollos de pascua, orejas, flores, y otros más desconocidos como las chulas gallegas, los gañotes de Ubrique (Cádiz) o las juanguilas y artaguitones riojanos.
Info recogida de wikipedia y el comedista